Por Salomé Martínez
El valor de la resistencia civil radica en el poder que tiene para generar paz, señaló Esperanza Hernández Delgado, en su conferencia ofrecida en la Universidad de Monterrey ante alumnos y profesores del Departamento de Ciencias Sociales, donde participó como profesora visitante a lo largo de una semana.
En la conferencia “Resistencia civil y empoderamiento pacifista”, organizada por el Centro de Política Comparada y Estudios Internacionales de la UDEM, en el Auditorio 3 del campus, Hernández Delgado reflexionó sobre la importancia de los movimientos sociales en pueblos donde las faltas a los derechos humanos son comunes.
“En escenarios de confrontación, donde existe la posibilidad de que la gente esté entre fuegos cruzados, como en mi país (Colombia), las opciones pueden reducirse a dos: o unirse a la guerrilla, o quedarse quieto y morir”, dijo la investigadora.
Agregó que, sin embargo, se debe buscar otros escenarios que son muy posibles si la comunidad se organiza, con el fin de buscar una salida pacifista al problema social que implica peligro.
Una sociedad organizada, que ofrezca resistencia a situaciones que la pongan en situación de riesgo es capaz de crecer al ir contagiando a otros grupos, pertenecientes o no al mismo sector social, expresó la profesora asociada de la Universidad La Salle, de Bogotá, Colombia.
“En todos los seres humanos, en todos los pueblos, hay un poder pacífico transformador, pero primero hay que reconocerlo y desarrollarlo”, advirtió Hernández Delgado.
Un rasgo importante que debe caracterizar a un movimiento de resistencia civil, dijo la experta, es que debe partir de la misma sociedad, y no de alguna autoridad, en cuyo caso no representaría algún movimiento de resistencia alguno, además, “no debe contener violencia y debe tener un elemento de fuerza moral”.
“El empoderamiento pacifista es un proceso en el que se desarrolla la posibilidad de hacer la paz”, concluyó.